Sabían los dos que como tantas otras veces, esta vez, después de beber, todas las furias que los dos a flor de piel solían llevar, como quien lleva acumulada tanta sed, quedaría un panal su miel.
Sabían los dos que de ese abrazo que era casi un temporal no iba a quedar sino un vacío interminable como el mar, un ancho país, un territorio gigantesco donde el sol no podía llegar con su luz.
El mundo que giraba al otro lado del umbral ajeno al miedo de esas dos siluetas de perfil podía ser paciente pues sabía que el amor duraba apenas lo que dura una canción de amor.
Sabían los dos y sin embargo aún sabiendo fue el amor el mismo ritual los mismos gestos repetidos con furor y luego el adiós, con el sigilo con que marzo se hace abril, floreció en el jardín de los dos.Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.