Armados no concilian sueño, llueven flechas sin cesar, beberán sangre de bestias, rodeados por pukarás. Amparados por Santiago, sangre y oro han de hallar, siete cabezas rodarán, milagros se recordarán.
Infierno era el paraíso, picunches juran lealtad, con fe militante sigue, la cruzada más austral. En tierra de indomable fama, Castilla se desangrará, y en medio de la cruenta guerra, un nuevo Reyno se alzará.
"Chile, la médula seguiría siendo en manos indígenas, la simple denominación de un río o a lo más de un valle, hasta que el genio español, liberando la voz de tan menguado recinto, la lograra extender como signo y símbolo de todo el territorio".
Que la revelación se extienda, por toda la humanidad, y desde el Nuevo Mundo ascienda, la nueva era Imperial. Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa. |
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