Finalmente desperté cayendo lento,
Poco a poco a un abismo sin fin.
La verdad hallé, fútil vida,
Indiscutible, como la muerte inevitable.
La desesperación, muro sin fronteras,
Soledad inalcanzable, anhelo y a la vez
Temible compañera, el silencio y la nada
Se apoderan de todo, haciendo estéril todo esfuerzo.
En una tumba yacen experiencias
Y expectativas eternamente.
Sin embargo, seguimos intentando
Incansablemente metas y sueños.
Autoengaño y pueriles deseos nos mantienen
En la lucha día a día, pues sincerarnos
Con nuestro yo acarrearía
Una “existencia “donde solo el dolor sería real.
No deseo morir, no deseo vivir,
Un dilema inexorable que agudiza
La ponzoña del sarcasmo de la subsistencia.
Recíbeme o déjame, soy uno más
Sin nada especial.
Ni listo, ni desprovisto, sin talento
Alguno más que respirar.
Sin anhelos ni lamentos, acá estoy
Hasta siempre y nunca.
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