El barrio era maravilloso, la solidaridad era una condición innata, Diría obligatoria, si alguna madre tenía que ir al médico, la vecina le decía: Dejame al nene que yo te lo cuido y no sólo te cuidaba, si no que hasta te daba de comer Si algún vecino viejito que vivía solo, o alguna viejita se enfermaba, Ahí estaban las vecinas para cuidarlos. Y aquella infancia, la de las 6 de la tarde para la leche, radio splendid y Tarzán, Sandokán, Poncho Negro y varios más; al finalizar los programas Tosa la pibada a la calle, con espadas de madera, revólveres de plástico Y cada uno revestido con su personaje preferido; evadiéndonos sin esquivarle A esa realidad; Esa pibada no exigía zapatillas o ropa de marcas, la única moda era llevar esos ridículos Supuestos pantalones cortos hasta las rodillas y la única marca que se ostentaba Era un par de rodillas percudidas porque dejaban ver que eras un capo jugando a las bolitas; Donde se demostraba la maestría al saber armar un barrilete, media estrella, media bomba,; donde había que rebuscárselas para conseguir buenas tachuelas para ponerlas en el balero Para que tuviera más peso; o el afanarle la leña a los del otro barrio para hacer la fogata de San Pedro y San Pablo, que batalla callejera que se armaba!, que terminaba siempre Con una cabeza rota por un piedrazo Che!, por que no se habrá inventado todavía la máquina del tiempo para volver a aquellas épocasTeksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.