Yo sé de una mujer que mi alma nombra y siempre con la más íntima tristeza, que arrojó en el lodo su belleza lo mismo que un diamante en una alfombra.
Mas, de aquella mujer lo que me asombra es ver como en un antro de bajeza conserva inmucalada su pureza como un astro su luz entre las sombras.
Cuando la hallé en el hondo precipicio en repugnante lodazal humano la vi tan inconsciente de su oficio que con mística unción besé su mano y pensé que hay quien vive junto al vicio como vive una flor junto a un pantano. Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa. |
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