Aquí yo he venido, aquí yo he llegado, muy triste y muy amolado. Cantando canciones, me paso la vida, un poco más divertida.
Era en el año cuarenta antes del '54 cuando murió tanta gente entre Puebla y Apizaco.
El tren que corría, sobre el ancha vía de pronto se fue a estrellar, contra un aeroplano que andaba en el llano, volando sin descansar.
Quedo el maquinista con las tripas fuera mirando pa'l aviador que ya sin cabeza buscaba un sombrero para taparse del sol.
Los pocos supervivientes nos contemplaban llorando, y la maquina seguía pita pita y caminando.
El buen fogonero también quedo muerto abajo del chapopote y hasta el garrotero sin brazos ni piernas se agarraba del garrote.
Buscando a la gente de publicaciones lo encontraron moribundo, y el pobre gritando « Cervezas heladas » se fue para el otro mundo.
Todo esto no sucedía sin saber como ni cuando, y la maquina seguía pita pita y caminando
Llego la cruz blanca, llego la cruz roja y a auxiliar a los heridos y ahí se encontraron que todos los muertos de miedo ya habían corrido.
Estos cadáveres salieron huyendo y en tan críticos instantes, y ha habido difunto que lo han encontrado cuatro leguas adelante.
Los zopilotes estaban sobre los muertos volando y la maquina seguía pita pita y caminando.
Llego en fortingo Don Maximiliano que era entonces gobernante y vio entre los muertos a un pobre gendarme gritando: « alto y adelante ».
Don Maximiliano vio el pullman abierto y comer se metió al punto y ahí el cocinero le sirvió al instante los hígados de un difunto.
En una zanja los muertos solos se fueron echando y la maquina seguía pita pita y caminando.
Y yo ya no quiero seguir esta historia para no cansar a ustedes rueguen por el alma de los que murieron hombres, niños y mujeres.
Al recordar tanto muerto ya me despido llorando mientras la maquina sigue Pita pita y caminandoTeksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.