Moribunda luz que me atrapa, desnuda demencia ultrajada, entre pabellones y misterios; recuerdos y lamentos, con inertes emociones, infinitas noches insomnes.
Letargo pensamiento que mi alma asoma, torrente apagado de dolor y sombras, prisioneros errantes de una esperanza triste, ignorar es herir, vivir es también morir.
Estos pasillos guardan los secretos de aquellos que se fueron, canto fúnebre que se alza, como un estandarte que se implanta: en las febriles almas de los sentenciados al Hospital de Enajenados.
Fui el llanto del silencio, la soledad del aislamiento, sólo tiene miedo al morir ¡Quien no está muriendo!Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.