Anclado en tantas ganas en mi boca como besos quieras darme, y no has tenido males entre manos hasta que yo te los di. Me hablan las escusas que se quedan en la suela del zapato, ya no queda sitio en mi cabeza, todo me recuerda a ti. Y abrí, paso a paso, se me fraguan todas las penas y me las bebo en el vaso. Y a mí, no me hagas caso, si me pierdo entre las yagas que he arropado en el fracaso.
Y abrí los ojitos y estaba con estiércoles en la almohada, la mirada tan mojada que empape, los minutos que pasaba acariciando tu espalda, dándole besos al aire en cada beso que te daba.
Y se preparan los martillos, los yunques, los cristales, y se enviste a las persianas mientras tiemblan los ojos y nadie los consuela. Ni las capas desnudas ni los besos cobardes, aunque quizá mañana nos arrullen mi humo engreído, mi ombligo soberbio. Quizá mañana nos anegue en sangre mi corazón ebrio. Quizá mañana, quizá mañana o quizá nunca o quizá nunca… Porque nunca es mi minutero, nunca es mi noche ni mi palabra ni mi poema, nunca tu sudor ni tu camino, nunca tu lamento ni tu abandono, nunca ni sino, porque nunca, nunca es mi nombre. Y me veo solo y triste, y me vuelvo a ver tan solo que si alguna vez me viste dirás que estoy perdido, que las palmas que me daban suenan en el vacío.
Y abrí los ojitos y estaba con estiércoles en la almohada, la mirada tan mojada que empape, los minutos que pasaba acariciando tu espalda, dándole besos al aire en cada beso que te daba.
fuente: musica.comTeksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.