El caudal de las aguas no es detenido por tus reglas,
el brazo de tu monstrousidad libre de exprimirnos.
Es un juego sin estrategia, sumido en palabras,
una tribu dormida, inmersa en desesperanza.
Es la historia una llave, a un mundo cíclico,
cerraduras selladas, el camino roído,
estructuras incorpóreas, vacías, vacías, el oxido a carcomido.
Cubiertos los ojos, del polvo de tus ruinas,
el vendaval aqueroso de la tiranía.
Diletante en un mundo sin historia,
denominación percisa a un crimen sin nombre.

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