Ya la luz del día no es más que un arrebol que sobre el horizonte quedó.
Una brisa calida buena, jugueteando a mi ventana llegó.
Oye, como quisiera que la noche trajera tu cariño hasta mí.
Ya la luz del día no es más que un arrebol que sobre el horizonte quedó.
Una brisa calida llega, ondulando al amarillo trigal.
Oye, si en el perfume que nos trae el crepusculo pudieras venir.
Inundando mis sentimientos en presencia de tu querer.
Oye, y si la noche con su ensueño en su nido nos quisiera arrullar.
Por las sombras viaja la mente, por rosadas sombras vuela tu amor y me quedo aquí en mi ventana, solitario junto a mi inspiración
Ya la luz del día no es más que un arrebol que sobre el horizonte quedó.
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