Hijo de Apolo, de él recibió una lira que lo convirtió en el mejor músico que conocieron en la Antigüedad.
Con Eurídice, la ninfa, se casó; se amaban, el sueño era su amor. Pero una víbora mordió a la joven dama, y terminó por morir.
Orfeo se sumió en la tristeza y su vida sin luz quedó. Abrumado por el dolor tuvo que buscar una solución:
descender hasta los infiernos para así poder recuperar a Eurídice, y hacer que esta a la vida pudiera regresar.
Cuentan que consiguió llegar hasta el Averno y que el dios Hades lo recibió. Y cuando Orfeo hizo sonar su lira al mismo dios conmovió.
Emocionado, Hades accedió, y a su amada le devolvió. Pero para que volviera a vivir le puso solo una condición:
"Camina hacia el mundo de los vivos y, solo te pido, no mires atrás; tu amada te seguirá hasta que llegues al final.
Pero cuidado, no vuelvas la vista o la joven morirá. Solo eso te exijo, y si lo haces, ella a vivir volverá".
Poeta encantador, músico de corazón, intentaste salvar a tu amada del dolor.
Es una prueba la que te hicieron pasar para que ella pudiera regresar.
Pero la curiosidad le ganó la partida a la sensatez, y cuando llegaba al final Orfeo tuvo que echar la vista atrás.
Y ante sus ojos Eurídice se hizo polvo y se desvaneció; y, entre sollozos de rabia, Orfeo tuvo que asumir que murió.
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