Ayer brasas, hoy cenizas, estos labios recorrieron vuestra piel y en sus penas movedizas, verso a verso sucumbieron, es cruel.
Desvanecidos amores: Doña Blanca, Doña Elvira, Doña Sol reviven vuestros colores por la gracia de mis días y el alcohol.
Con ojos claros serenos, Doña Blanca me decía te querré para siempre por lo menos, y así fue hasta que un día no lo fue.
Con ojos fieros y oscuros, Doña Elvira me gritaba su pasión y sus reproches más duros cuando ya no le hechizaba mi canción.
Doña Sol, musa sublime, la que tantos madrigales me inspiró "busca otra que te rime", dijo "sois todos iguales: yo, yo, yo".
Hubo dignas sucesoras, de todas me hablas ausencia, las perdí, y alguna de esas señoras con cierta mala conciencia, ¡ay de mi!.
Ya ninguna me desea, me imagino que son gajes de la edad, ni tan sólo me recreo en las noches de mis viajes, la ebriedad.
Hermosos días de gloría, aunque hoy ando desterrado del placer aun tengo buena memoria, cualquiera tiempo pasado fue mujer.Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.