Te aseguro, te aseguro que cuando hablo de soledad, de depresión, de incomprensión, de angustia o de dolor, de rabia…no hablo de oídas. Por suerte o por desgracia, sé lo que estoy diciendo porque todo eso y más lo he padecido yo en mi propia carne.
No estoy con los que sufren solamente por solidaridad sino también y sobre todo por compañerismo porque pertenecen a la misma tribu que yo. Sé por experiencia lo que es sentirse como en un desierto en una ciudad de miles o de millones de habitantes.
Sé lo que es estar solo entre la gente. Sé lo que es esperar y desesperar.
Conozco el sabor de la traición y del desengaño, del desamor, del miedo. Le he visto las orejas al lobo de la enfermedad y del dolor.
He vivido sin dinero. He visto morirse amores que parecían eternos y amistades de toda la vida. Ya tú sabes. Conozco el vicio y sus tentáculos.
Sé lo que es volver con los bolsillos vacíos y conozco los demonios de la resaca y del remordimiento. He padecido los abusos del poder.
He sido agredido y he visto el odio, el odio pintado en unos ojos que me miraban. Conozco los aledaños de la locura, que he puesto mi coche a más de ciento ochenta kilómetros por hora en una carretera sobre el precipicio y me he asomado al balcón con intenciones negras.
Sé lo que es acurrucarse en un rincón y esperar a que llegue el fin del mundo. Sé lo que es no desear nada. No esperar nada. No creer en nada. No alegrarse ni conmoverse por nada. Sé lo que es sentirse como un muerto.
He conocido todas las hambres y esa sed que no se sacia con el agua. No hablo de oídas. Por suerte o por desgracia, también a mí me ha tocado mi ración de sufrimiento. No estoy con los ojos que sufren por caridad sino porque me considero otro más entre ellos.
Estoy contigo porque, porque te miro y te siento como un compañero, como un compañero de fatigas.Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.