El ágora desierta. Camino la huella de un cauce por un lecho muerto hacia un lecho muerto (silencio en las sienes secas del pueblo, de sus laureles sólo ha quedado la tierra que fue su suelo).
Observo a la sibila. Antigua incógnita, en la confusión de sus ecos las márgenes del horizonte son ahogadas aplastadas por el cielo las grutas plañen profecías confusas que sólo osan a divinar el pasado se vuelven murmullo; su cauce también se seca. Mas límpido aún resuena un viejo verso Aureliano. La sibila me observa.
Cierro los ojos e intento recordarlo.Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.