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Sopla el viento añejo en mi ser
sopla tan dentro que es fácil el ver
Ver el vacío de oscura pasión
que siente el niño al dejar de crecer.

Blancas las manos con las que abrazé
aquellos sueños de injusta traición
siempre pegados a mi corazón
viajan conmigo intentando volver.

Mi alma ansiosa anhela el sentir
tus manos acariciando mi pelo
y saber que soy feliz.

Cuentan que al atardecer
se escucha el llanto de un ayer
cuentan que sólo se vive una vez.
Miras atrás y crees oler
aquella flor que marchitó
entre esas cartas repletas de amor.

Es imposible dejar de pensar
en el camino que dejo al andar
tantos recuerdos que no volverán
pero mi mente no puede olvidar.

Como aquel árbol en el que yo escribí
tu nombre que borro
tú lágrima al decirme adiós.

Destellos de un ayer
tu voz llegó a mi corazón
Destellos de un ayer
quisiera escucharla una vez más.

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