Ahora, ya no escribo cuentos, ni tacho los días del calendario, ni sueño que estoy preso, a la sombra de un jardín vallado.
Ya no paseo por el mercado ni escucho lo que hablan unos viejos, en un banco sentados, nunca más me sentare con ellos.
Ahora me paso todas las tardes pensando, que el teléfono no arde, que no suena, que no interrumpe la cena, que no arde, que me dice que me largue, que se muere, sálvame tu si puedes.
No me susurran ya las fotografías se apagaron los gritos de su silencio, de su melancolía, ya no más ya no quiero más sueños.
Ahora me paso todas las tardes, pensando, que el teléfono no arde, que no suena, que no interrumpe la cena, que no arde, que me dice que me largue, que se muere, sálvame tu si puedes.
Que no suena, que no interrumpe la cena, que no arde, que me dice que me largue, Y es que por no salir todas las puertas cierro y tengo las mañanas sólo para mi, se olvidaron de mi, estos del infierno.
Y cuanto vale el precio? No paran de llover las nubes del fracaso, disparan las pistolas de la soledad, ya no salgo en la guía ni en la calle de olvidados.
Gritaré un poco más, sangrara mi garganta, la pared con mil huellas de mi loca cabeza, ahora no puedes entrar estoy ordenando mi casa estoy ordenando mi casa, estoy ordenando mi casa, estoy ordenando mi casa. Yo gritare un poco más, sangrara mi garganta, la pared con mil huellas de mi loca cabeza, ahora no puedes entrar estoy ordenando mi casa. Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.