Héroe de hazañas y honores de todos dilecto, sirve a agareno o romín cuando su fin es recto. Justa siempre sin baldón, sin perfidia ni dolo, y hasta el momento final fue para él triunfal.
En el fragor, el Cid Campeador es como un rayo batallador. Su alma es una fuente de luz, bajo la Luna, o bajo la Cruz. Cabalga yerto, y gana la lid, después de muerto, ¡Oh, Mío Cid! Se oye un alto clamor: ¡Oh, Mío Cid! ¡Mío Cid!
Su energía era interna y cuando murió a sus rivales aún prosterna, y una voz se alzó que se abrió pasillo cabe su corcel, fue como un martillo batiendo un broquel.
Fijo al trotón tras su occisión, de sangre y acero es una visión. Extiende el miedo, siembra el pavor por su denuedo, el Cid Campeador. Y el gentío cae en el ardid, corea el vocerío: ¡Oh, Mío Cid! Se oye un alto clamor: ¡Oh, Mío Cid! ¡Mío Cid!Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.