Abstracto y consecuente es el sabio que llama advenimiento a la desgracia del lacayo terrenal. Irradia destellos bajo un punto céntrico entre los dos hemisferios del intelecto. Conectados por el equilibrio que se suspende en el tiempo y que logra observar en el agua la esencia que sostiene al mundo. El zahorí descubre el control absoluto del hombre que trata de escapar de su prisión mental. Muerte que trae la desolación, fantasmas que yacen en el subsuelo y arrastran turbulencias bajo fantasías del arquetipo ilusorio llamado tótem secular. El consuelo de la carne no es más que una transición de la sabiduría espiritual. Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa. |
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