Corría la noche de los carnavales, perfume de almendras tenían tus ojos sueños tropicales.
De Argentina al norte, señora del fuego, quemaban mis labios amores del látigo de febrero.
Tu boca madura, temblando en un ruego, me dijo que nunca tendría otro dueño.
Cariñito mío, sólo en mis cantares volveré la noche de los carnavales.
Se fue con el alba prendida de estrellas, el río en sus aguas llevaba una luna color de madera.
Tu risa morena quedó en mi guitarra, igual que la quena que se oye en las noches por las cacharpayas*.Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.