Era de noche y lloviendo junto al fogón la peonada el patrón Rosendo narra su vida como de un cuento yo era peoncito me acuerdo sentí torear a los perros el fatigado resuello de la hacienda en alboroto y el relincho de los potros y el sonar de los cencerros.
Arrieros de mis albores me fui rodando ese día para juntar mi tropilla de las que salgan mejores, picos blancos, pardejones, vizcachillos, azulejos, ¡si habré arriesgado el pellejo, si habré entreverado en bailes al sur de Carmen de Areco, provincia de Buenos Aires!
Por eso hay en mi guitarra bullicio de pulperías y en mi voz una golilla con un grito cimarrón rastrillada de un malón que juyen un campo abierto una cruz en el desierto que abrieron las tres Marías con el galope azulejo de esta milonga sentida.
Hoy estoy en mi guarida y vivo a la qué me importa si tiro flojo, se cae, si tiro fuerte, se corta, soy lo mismo que una tarde que va muriendo en mi boca por las huellas de una pampa que, aunque parezca risueña, como una res pialada también esconde su pena.
La rueda quedó en silencio, la noche estaba lluviosa, entre puntear de guitarras y rasguido de milonga se oyó chiflar la tropilla del viejo Segundo Sombra.
.Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.