En una sala iluminada Como el viejo Buenos Aires, Siempre sin dormir. La orquesta afína instrumentos, Se prepara y ya comienza Un tango a tocar. Sentados cerca sin mirarnos, Pese al ritmo indiferentes: Nada que decir. Nunca habrá un tango entre nosotros, Y aunque existan los milagros Nada va a cambiar.
Está música nos quema Y nos hace arder, Pero nunca bailaremos Hasta enloquecer.
Para dos es siempre un tango, Para dos tiene que ser. Para dos es siempre un tango, Así fue, será y es.
La noche densa como tinta Cubre todo Buenos Aires Y al amanecer Lo que asomaba en nuestras almas Y en la oscuridad brillaba Dejará de ser.
Y aunque suenen otros tangos Muchas veces más, Nuestros cuerpos en la vida No se encontrarán.
Para dos es siempre un tango,...Teksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.