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Recuerdos que el tiempo no pudo borrar
los años trajeron a su memoria.
Las manos en sangre hundió sin piedad,
callando las voces del enemigo.

Un tiempo remoto, casi inmemorial,
la Patria dividida con brutalidad.
Dorrego al patíbulo marcha sin paz,
y pocas palabras logró perpetuar.

"Ignoro las causas de mi muerte,
perdono a mis enemigos...
No den un paso en venganza
de lo que yo aquí recibo"

El peso de la culpa cargado a su espalda,
la muerte lo persigue y envuelve en sus alas.

Sentado en el ojo de la tempestad,
sin juicio ni causa, "Su muerte será
cortar la primera cabeza de la hiedra"
de puño y letra se lo sentenció.

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