25 de junio de 1964 Wagner, hijo póstumo de Fausto, tiene ahora 14 años y vive con su madre en una finca cerca de Cartago. Mientras el Volcán Irazú llena de cenizas el aire, la pequeña familia deberá enfrentar la fatalidad.
Los días se han pintado de gris, el sol se esconde Erupciones que no se detienen, corroen el alma La tierra estéril niega su fruto, desolación El volcán se desangra en castigo ¿hasta cuándo?
Al caer la noche, angustia de madre Llora por su hijo, días sin comer
Es imposible saber si el muchacho, por su herencia Será guiado por la luna y sus sombras, eclipses Pero en el cielo ahogado en cenizas aguarda Fatalidad y destino sangriento ¡por siempre!
Llegan los ladrones a saquear ganado El hambre los mueve, la ley del más fuerte
Se mueven entre las sombras, la madre los enfrenta Sus fuerzas no le alcanzan, lucha hasta el final
Lluvia de cenizas cubre su cuerpo Ante el Irazú, tumba de dolor
Los ojos de Wagner descubren la escena La furia que duerme vuelve a renacer
Hoy empieza a caminar junto al rencor de ayer Mañana se sabrá cuánto odio brotará
Lluvia de cenizas cubre su cuerpo Ante el Irazú, tumba de dolorTeksty umieszczone na naszej stronie są własnością wytwórni, wykonawców, osób mających do nich prawa.